Un ministerio de Iglesia Biblica Missio

¿Puedo adorar realmente junto a mis hermanos en la iglesia? 2ª parte



Como decíamos en el artículo anterior, necesitamos entender lo que hacemos en nuestras iglesias en el tiempo que llamamos "ADORACIÓN".

Para esto, primeramente decir lo que entendemos como "adoración" e "iglesia":
-"Adoración" se produce cuando respondemos con admiración al comprender una verdad de nuestro Dios.
¿Quién no ha quedado realmente admirado al ver la gloria de Dios en la hermosura de un amanecer, la majestuosidad de una tormenta, la inmensidad del mar y sus tremendas olas, la perfección de las flores, lo sorprendente de los cielos cuando dejan ver las incontables estrellas?


Esa admiración, ese entendimiento de lo asombroso que estamos presenciando, es adoración.
Sin duda, al comprender de esta manera cualquier aspecto del mismísimo Dios, le adoraremos.

-"Iglesia" la formamos los cristianos que nos reunimos para adorar a Dios.
Da a conocer aquí en la tierra la realidad de la asamblea en el cielo.

Podemos adorar juntos los hermanos en la iglesia

Como creyentes tenemos el incalculable privilegio de poder entrar directamente al lugar santísimo en el cielo, con plena seguridad mediante Jesús (Hebreos 10:22). Podemos, como iglesia y cuerpo de Cristo, tener un tiempo de verdadera adoración en la presencia de Dios, delante de su trono:

"Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel"(Hebreos 12:22-24).

El escritor de Hebreos nos deja claramente reflejado el lugar al que podemos acceder y aunque con nuestros ojos físicos no vemos a Dios ni a los ángeles, ni a los espíritus de los santos, creemos por su palabra que todo está ahí y es muy real.

Nuestra respuesta al ver esta realidad, al comprender la magnitud de lo que está pasando ante nosotros, sin duda será una respuesta de asombro, temor reverente, admiración... ¡ADORACIÓN!

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