La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah
Salmos 3:8
¡La salvación es de Jehová! Que que grandiosa fuerza la de nuestro Salvador, sólo El puede salvar y es una salvación aquí (temporal) y en lugar que nos espera después de la muerte (eternidad).
La salvación desde el principio al fin, en cada punto y detalle de la misma, pertenece al Dios Altísimo. Es Dios el que escoge a su pueblo.
Él los llama por su gracia; Él los aviva por medio de su Espíritu, y los guarda con su poder. No es del hombre ni por el hombre; «no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que muestra misericordia». Todos hemos de aprender esta verdad experimentalmente, porque nuestra carne y sangre orgullosas nunca nos permitirán aprenderla de otra manera. C. H. S.
David pide para terminar el salmo, que Dios bendiga a Su pueblo, enseñándole su Salvación maravillosa.
Que tremendo corazón de David, después de haber sido perseguido por su propio hijo y de haber visto la mano poderosa de Dios para salvar, lo que quiere es que todos podamos ver esa Salvación tan grande.
Mi clamor hoy que finalizamos con el salmo 3, es que NO nos conformemos con asistir a una iglesia y pensar que somos cristianos por qué creemos en Dios. Necesitamos experimentar la Salvación de Dios cada día en nuestras vidas.
Debemos y podemos llevar vidas rendidas a Dios, obedeciendo su Palabra, podemos resistir al diablo (Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.»
Santiago 4:7), caminar en Dios, confiar en El, etc. Pero todo esto y más, es en Sus fuerzas (fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad.
Colosenses 1:11).
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