Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.
Salmos 2:11-12
Servid con temor y alegraos con temblor, todo lo contrario a la necedad de los impíos, es la sabiduría, que no se puede adquirir si no tememos a Dios (El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
Proverbios 9:10)
En cualquier cosa en que nos regocijemos en este mundo, debe ser siempre con temblor, debido a la incertidumbre de todas las cosas.
Acoger bien a Jesucristo y someterse a Él, es nuestra sabiduría e interés.
Que Él os sea muy querido y precioso; amadle por sobre todas las cosas, amadle con sinceridad, amadle mucho, como lo amaba la mujer, a la cual mucho se le perdonó, y como señal de esto, besó sus pies (Lucas 7:38).
Matthew Henry.
Honrad al Hijo. En otras palabras, debemos obedecer, someternos a Su señorío y en estos versos nos deja claro que lo contrario es perecer.
Una vez más vemos un contraste entre el impío y el justificado, uno verá el dominio de Dios como esclavitud y el otro como refugio. Nadie podrá refugiarse de Dios pero muchos si podrán refugiarse en Dios.
Para el hombre, confiar en su Creador es la cosa más sensata, lógica y razonable que pueda hacer. Por otra parte, no creer, es decir desconfiar y desafiar al Omnipotente es el hecho más irrazonable del hombre.
William Macdonald.
En el primer Salmo vimos al malvado arrebatado como si fuera tamo; en el segundo vemos que
es quebrantado y desmenuzado como una vasija de alfarero. En el primer Salmo contemplamos
al justo plantado como un árbol junto a corrientes de agua; y aquí contemplamos a Cristo, la
Cabeza Ungida de los justos, hecho mejor que un árbol plantado junto a corrientes de agua,
porque es hecho Rey de todas las islas, y todos los paganos se inclinan ante El y besan el polvo,
en tanto que el mismo da su bendición a todos los que han puesto su confianza en Él. C. H. S.
Gracias Señor por mostrarnos que solo Tú eres el Rey y gracias por tanta misericordia en nosotros. Amén.
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