Un ministerio de Iglesia Biblica Missio

20) Salmo 3:2 Muchos son los que dicen...





Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Selah
Salmos 3:2

El pecado de David fue causa de muchas situaciones complicadas que pasó (Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer.
2 Samuel 12:10) y ahora sus enemigos le insinúan que su maldad le ha aislado de cualquier esperanza de ayuda de Dios.

Si todas las pruebas que nos vienen del cielo, todas las tentaciones que ascienden del infierno, y todas las cruces que se levantan de la tierra pudieran mezclarse y oprimirnos, no podrían hacer una prueba tan terrible como la que está contenida en este versículo. Es la más amarga de todas las aflicciones: temer que no haya ayuda ni salvación para nosotros en Dios. No obstante recordemos que nuestro bendito Salvador tuvo que sufrir esto el grado sumo cuando exclamó:
-¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?- C. H. S.


Cuando el creyente pone en duda el poder de Dios, o su interés en el, su gozo desaparece como la sangre sale de una arteria cortada.  
Este versículo es verdaderamente una herida dolorosa.
WM. GURNALL 

No hay duda, cuando el diablo nos susurra que nuestro pecado ya no tiene perdón, muchas veces lo hemos creído, esos son  momentos de oscuridad en que no vemos la sangre de Jesús, más bien creemos la mentira del enemigo. Pero él no es hombre para que mienta (Números 23:19) Él siempre cumple sus promesas.

Dos Razones para meditar:

1 como vimos en el versículo uno, no debemos confiar en el hombre si no en Dios, aquí es el hombre una vez más quien está inquietando a David con mentiras. Debemos empaparnos de Su Palabra y rogar que Su E.S nos la traiga a memoria en todo momento y así apagar los dardos del enemigo.

2 el pecado ciertamente es muy malo y las consecuencias siempre estarán ahí, aunque sí somos sus hijos (Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1 Juan 1:9) nos va a perdonar, vivamos obedeciendo Su voluntad.


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