Un ministerio de Iglesia Biblica Missio

22) Salmo 3:4 Con mi voz clamé a Jehová




Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Selah
Salmos 3:4 RVR1960

 Después de que el mismo Dios animara al salmista, ahora este acude a orar, y por supuesto, encuentra respuesta en Dios.

La oración es una ordenanza de Dios para uso tanto público como privado: más aún, es una ordenanza que pone a los que tienen el espíritu de súplica en estrecha relación con Él. 
Abre, por así decirlo, el corazón de Dios y por medio de ella, el alma, aun estando vacía, se llena.

Orar es derramar de modo sincero, consciente y afectuoso el corazón o alma ante Dios, por medio de Cristo, en el poder y ayuda del E.S, buscando las cosas que Dios ha prometido, o que son conforme a su Palabra, para bien de la iglesia, con fiel sumisión a su voluntad.
John Bunyan.

Hablar sobre la oración nos podría llevar meses y meses, pero en esta ocasión el versículo nos enseña 2 cosas:

1 -con mi voz clamé- ¡David ora! Y no lo hizo porque era un robot programado para decir unas cuantas palabras NO, el en medio de todo lo que está pasando y al encontrar en Dios su fuerza, su escudo (v.3), abre sus labios y derrama su clamor ante Dios. Por eso Encontró una respuesta, porque primeramente oró.
Nosotros debemos acudir en cada momento en oración a Dios (1 Tesalonicenses 5:17), de esa manera veremos más a Dios obrando en nuestras vidas y a nuestro alrededor.

2 y ¡Él me respondió! Dios mismo respondiendo nuestras peticiones, escuchando lo que tenemos para decirle, Aquel que los cielos de los cielos no le pueden contener (2 Cronicas 2:6) el Todopoderoso y Santo, Santo, Santo, a quien millones de ángeles le adoran constantemente, este, es nuestro Padre y se humilla y tiene una relación personal con nosotros (¿Quién como Jehová nuestro Dios, Que se sienta en las alturas, Que se humilla a mirar En el cielo y en la tierra?
Salmos 113:5-6)
Siempre es Fiel y escucha (Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
S.Juan 14:13).

Oh, que podamos entender cada vez más la importancia de orar y a la vez, que disfrutemos al ver a Dios respondiendo.

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